¿Cómo de integrada está la tecnología basada en inteligencia artificial en nuestras vidas y qué papel acabará desempeñando?
Quizás la amplia filmografía y el deseo de la humanidad de vivir de manera más confortable, nos ha hecho durante años pensar en tecnología y futuro generando automáticamente un pensamiento profundo en la mayoría de las personas que se asocia con el concepto inteligencia artificial.
Pensemos en esas primeras referencias que hemos tenido como “2001 una odisea espacial” que ya en 1968 mostraba un aguerrido asistente de la nave espacial HALL9000, que aprendía por sí mismo para luchar contra la tripulación según la interpretación de supervivencia de la programación de su algoritmo base. Desarrollando nuevas habilidades como la lectura de los labios para comprender los planes ocultos de los tripulantes en su afán por desconectarlo.
Otros ejemplos como “el hombre bicentenario” que en 1999 dibujaban la cara amable de la inteligencia artificial puesta al servicio del hombre, primero como asistente personal y después como identidad propia independiente, ganándose la categoría equivalente a un humano por mérito propio derivado de su comportamiento autónomo.
Incluso el mundo del cine de animación, de la mano de Pixar en 1986 con su “Cortocircuito”, acercaba esta paradoja de conocimiento (racionalidad) y emoción que difícilmente podría llegar a solventar un motor de inteligencia artificial (o no!), tratando de mostrar el maravilloso fenómeno de la inteligencia artificial en sus fases de toma de datos, análisis y comienzo de la toma de decisiones autónomas para dar el salto al aprendizaje espontaneo cual cerebro humano. Y donde los sentimientos y emociones son difíciles de sintetizar bajo un marco de ceros y unos.
Ya en 2001 de la mano de Spielberg, con “AI”, se mostraría una evolución de la inteligencia artificial con ese aprendizaje imparable asociado la captación de datos y experiencias que desencadenarían la generación espontánea de emociones (aprendidas o inducidas) que darían lugar a los primeros sentimientos artificiales.
Quizás para muchos, el concepto “Inteligencia Artificial” siempre estará asociado a la saga “Terminator”, que desde 1984 y en sus diversas secuelas nos muestra un futuro controlado por Skynet, una versión de inteligencia artificial evolucionada, que acaba por controlar su propio ejercito de robots en una guerra despiadada contra aquello que identifica como gran amenaza para el planeta: el ser humano.
En cualquier caso, quien más quien menos lleva prácticamente toda la vida muy familiarizado con lo que significa la inteligencia artificial. Pero ¿qué hay de cierto en todo ello? ¿En qué grado de realidad y madurez se encuentra la inteligencia artificial hoy en día? ¿Y qué esperamos que pueda llegar a realizar esta tecnología en un mundo digital e hiperconectado como el que estamos viviendo?
Responder a estas preguntas significa desmitificar muchas de las cosas que hemos visto en el cine. Y aunque quizás muchas de ellas puedan llegar a realizarse en un futuro cercano, todavía queda mucho recorrido.
Actualmente la tecnología de inteligencia artificial se encuentra todavía en estado embrionario, ya que necesita procesar grandes cantidades de datos, para generar modelos nuevos de aprendizaje y así poder tomar decisiones espontaneas inteligentes en tiempo real. Según IDC, no será hasta 2022 cuando las tecnologías de inteligencia comiencen a integrar la visión y la voz como parte afectiva que puede dar inicio a la “inteligencia artificial emotiva”.
La tecnología y su desarrollo en laboratorio están mostrando grandes avances en este campo, pero no olvidemos que todavía existen ciertas limitaciones físicas para hacer realidad un sueño que cada vez está más cercano. Hay que entender la gran cantidad de toma de datos y procesamiento que se necesita para elevar el proceso de automatización a un nuevo nivel autónomo independiente y en tiempo real.
Para ello, hace falta construir una red de datos y comunicaciones que se extienda globalmente y permita transformar la toma de datos del mundo real, de la mano de IOT, hacia el procesamiento e inteligencia que se genere en la nube. Estos dos extremos necesitan ser conectados de la manera más eficaz posible, habilitando una recogida de datos y procesamiento masivo con la componente de inmediatez que haga posible esa acción/reacción en tiempo real. En este momento, la red de datos y comunicaciones muestra latencias muy por encima de las necesidades de la inteligencia artificial. Proyectos como el coche autónomo revelan que no será posible su estandarización hasta que este cambio en la red de datos y comunicaciones se produzca.
La nueva red que haga realidad la inteligencia artificial será una red SDN (sofware define network) y más concretamente será la tecnología 5G la que revolucione en volumen y latencia la capacidad actual de las redes. Los primeros pilotos de redes 5G comienzan a ver la luz, y a las puertas del Mobile World Congress de Barcelona, volverá a acaparar los titulares de todos los medios como uno de los avances que revolucionaran la forma que hoy en día tenemos de procesar los datos. Quizás tengamos que esperar un par de años a ver como las primeras redes comerciales 5G materializan la pista de despegue de la inteligencia artificial.
Mientras tanto, las inversiones en el mercado de inteligencia artificial se focalizan hacia la construcción de las plataformas cognitivas que desde la nube deben acoger “el cerebro” central de operación. Desde IDC, vemos que el mercado entorno a la inteligencia artificial será una de las áreas de mayor crecimiento en Europa en los próximos 3 años, con una cifra de inversión que llegará a los 4.366M€ y con una tasa de crecimiento del 36% CAGR entre 2018-2022.
En paralelo, el desarrollo de los algoritmos de inteligencia artificial facilitaran la integración en prácticamente cualquier dispositivo de la nueva era digital. Según IDC, en 2022 el 25% de los dispositivos y sistemas Endpoint contendrá algoritmos de IA.
La inteligencia artificial cambiará la forma en la que nos relacionaremos con la tecnología, y al igual que en los ejemplos del cine citados más arriba, estos nuevos interfaces serán conversacionales y acabarán por ir desplazando poco a poco los actuales métodos de interacción basados en pantallas. De hecho, desde IDC predecimos que en 2024 las interfaces de usuario y automatización de procesos con IA reemplazarán un tercio de las aplicaciones basadas en pantalla de hoy.
En pleno desarrollo de la nueva era digital, la inteligencia artificial deberá contribuir a modificar los métodos de interacción humano-máquina, al mismo tiempo que conseguirá articular un cambio en la manera de automatizar procesos y toma de decisiones. Según IDC, en 2024, 50% de las tareas repetitivas serán automatizadas y 20% de los trabajadores especializados tendrán un asistente digital colaborativo.
La colaboración será la clave de cualquier proceso digital. Una colaboración, que conforme la inteligencia artificial vaya penetrando en nuestras vidas, hará que los entornos colaborativos no solo sean entre personas sino entre personas y asistentes virtualizados. Esperemos que los HALL9000 y los Skynet del futuro realmente sean soluciones eficientemente gestionadas, que embeban la seguridad como parte clave de su diseño y que consigan aportar su granito de arena al fin sobre el que se están desarrollando: ayudar a hacer el mundo un lugar más colaborativo, más fácil y más eficiente.
Emilio Castellote
Senior Research Anaylist, IDC Spain