Ricardo Malhado
Analista Senior IDC
Vivimos un tiempo de cambio. El dato se está volviendo en el activo de potencial más disruptivo y transformador en los negocios y, cada vez más, las empresas tendrán su valor medido en función de los datos que posean. En este contexto, la capacidad de almacenar, analizar, transformar y difundir cualquier tipo y volumen de datos recurriendo a tecnologías de Big Data es clave.
Por eso, está creciendo la inversión española en dichas tecnologías. De hecho, el mercado español de Big Data entre 2015 y 2019 tendrá un crecimiento anual compuesto de más de un 20%, sobrepasando el valor de 313 millones de dólares.
Sin embargo, el proceso en la adopción y extracción de valor está siendo lento y doloroso para muchas empresas. Este es el motivo de la serie de publicaciones dedicadas a Big Data que presentamos hoy, de la que esta es la primera parte. Y empezamos con la siguiente orientación: definir el valor de Big Data en la Empresa.
Definir el valor de Big Data
Intrínsecamente, hay varios motivos por los cuáles la implementación y utilización de Big Data en el entorno empresarial no es sencilla: nuevas tecnologías, falta de habilidades/recursos humanos cualificados, así como procesos y tecnologías legacy difíciles de cambiar y, muchas veces, culturas empresariales de toma de decisiones no basadas en datos. No obstante, muchas empresas tienen dificultades antes de llegar a esos retos. En realidad, muchas empresas tienen dificultades en uno de los pasos iniciales más importantes: definir o estimar el valor que Big Data aportará a sus negocios, prefiriendo, en su lugar, la inversión en un data lake sin saber con seguridad cómo este se va a explorar. Esto puede tener un impacto negativo a la hora de obtener el apoyo ejecutivo necesario para la consecución de iniciativas de Big Data, elemento fundamental en la asignación de recursos y en los momentos de mayor dificultad que suelen suceder en dichas iniciativas.
Por tanto, en este sentido, la pregunta es ¿cómo se puede definir el valor que Big Data puede aportar al negocio?
Para responder a esta pregunta, las empresas deben hacer tres cosas:
- Definir los casos de uso: Cualquiera que sea la tecnología, si no tiene casos de uso definidos, difícilmente justifica su existencia en el entorno empresarial. Big Data no constituye una excepción. A pesar de que la tecnología permite la construcción de un data lake donde es posible almacenar una gran variedad y volumen de datos, las empresas deben, en su planificación estratégica de la tecnología, definir los casos de uso. Solo así conseguirán saber por qué y para qué invertir. Además, estos son los instrumentos a partir de los cuáles se define la arquitectura funcional, el impacto en los procesos de negocio, los requisitos de infraestructura, la inversión, así como las habilidades/competencias necesarias.
- Explicitar la creación de valor en cada caso de uso: Para que sean debidamente comprendidos y validados por el liderazgo de las empresas (ejecutivos de alto nivel), los casos de uso deben ser definidos en un lenguaje de negocio y deben, sobretodo, explicitar el valor que aportan (por ejemplo, en cuanto a ingresos, margen operacional, optimización de activos de IT o gestión de riesgos). Suele suceder que varias empresas definen los casos de uso en términos demasiado técnicos (por ejemplo, “hacer procesamiento de datos en tiempo real”) olvidándose de que la terminología técnica explica “lo que se hace” pero no comunica el valor del caso de uso, o sea, el valor de la tecnología.
- Estimar el ROI de los casos de uso: La definición del ROI de los casos de uso es sinónimo de la definición del ROI de la inversión en la tecnología. Además, la definición de los casos de uso no se queda completa hasta que la estimación del TCO y de los beneficios esté concretizada. Y, aunque el TCO pueda depender en última instancia del proveedor seleccionado, así como del modelo de despliegue (en premisas o en la nube), hay formas de minimizar esa incertidumbre numérica (por ejemplo, a través de la definición de valores estándar para servidores, licencias y soporte) y así conseguir estimar un valor para el TCO. En una fase más adelantada del proceso de adopción de Big Data las empresas podrán actualizar sus planes con el resultado del proceso de sourcing.
En suma, la planificación de la adopción en Big Data debe estar directamente asociada al valor que dicha tecnología puede aportar al negocio. Sin esto, la inversión es muy difícil de justificar. Y para eso, la adecuada definición de casos de uso es un instrumento fundamental.
IDC España, a través de sus datos, conocimientos y metodologías, está ayudando a las empresas a saber por qué y para qué invertir en la Tercera Plataforma, cómo transformar sus negocios para convertirse en empresas impulsadas por el dato en su viaje hacia completa transformación digital.