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Marta Muñoz Méndez- Villamil

Directora de Análisis y Operaciones, IDC España

 

IDC asistió hace unos días a Smart City EXPO en Barcelona con 16.000 asistentes, 591 expositores, 600 ciudades y más de 400 ponentes.

También asistió la mayoría de los representantes más relevantes del sector,  desde grandes proveedores de tecnología como Cisco y Microsoft, hasta proveedores de soluciones como Seat y Ferrovial, o proveedores de tecnología operativa como Dassualt, Philips Lighting e incluso los propios usuarios, como los diferentes Ayuntamientos, Oficinas de Smart City y otras instituciones gubernamentales. Al igual que la mayoría de los eventos como éste, fue también una oportunidad para que los pequeños proveedores de nicho locales mostraran sus soluciones; Muchos vinieron como socios de la ciudad, esperando ser vistos por proveedores más grandes que pudieran estar interesados en ofrecer su producto como parte de un paraguas global o para atraer nuevos clientes dentro de los representantes de la ciudad. Tal fue el caso del Ayuntamiento de Barcelona y de la solución Ferrovial Smart Dustbin Trolley o del banco WIFI de Soofa utilizado por la ciudad de Nueva York.

Hubo también una gran cantidad de académicos, investigadores, intelectuales y representantes del gobierno durante las presentaciones y las sesiones de discusión, incluyendo analistas de IDC, de organismos gubernamentales y organizaciones de fondos de desarrollo.

Y sin embargo, después de un par de días, quedé con la sensación de que existe un vacío de innovación alrededor del mundo de  Smart Cities. Un gran número de soluciones continúan estando relacionadas con aplicaciones como Smart Parking o Smart Waste Management. Otros muchos estaban centrados en un mensaje demasiado enfocado en Big Data, y muy pocos se enfocaban en resolver los problemas del ciudadano.

Esta es claramente una industria fuertemente limitada por los requerimientos de financiación, por lo que las soluciones más innovadoras se basaban  principalmente en la identificación de nuevos modelos de negocio, asociaciones y mecanismos de colaboración para llegar a los ciudadanos:

  • Colaboración entre usuarios, Ayuntamientos y Organizaciones Públicas para crear un ecosistema donde se puedan ofrecer datos a cambio de servicios y presupuestos compartidos
  • Buscar mecanismos alternativos de financiación, tanto de Organizaciones Públicas y Fondos (Comisión Europea, Fondos de Cooperación, etc.) como de Organizaciones Privadas, principalmente proveedores dispuestos a cofinanciar proyectos o comenzar a implementar pilotos a pequeña escala. Tal fue el caso de Ferrovial y el Ayuntamiento de Barcelona en lo que respecta a la solución Smart Dustbin, actualmente en marcha y con la posibilidad de ampliar a un mayor número de dispositivos, o el policía inteligente de Dubai City, con capacidades cognitivas
  • Creación de asociaciones en modelos de  reparto de ingresos como por ejemplo el caso de los quioscos de calle que se basan en ingresos publicitarios.

En menor escala, tal vez, hubiese sido necesaria la ayuda al asesoramiento para un gran número de Ayuntamientos y organizaciones gubernamentales más pequeños sobre mecanismos de financiación, se encontraran alternativas beneficiosas para ambas partes. Especialmente, considerando que no todos estos ayuntamientos  tienen los recursos o las habilidades apropiadas para entender por dónde empezar cuando buscan fondos potenciales, alternativas de asociación o para entender un ecosistema más amplio cuando buscan implementar soluciones de Ciudades Inteligentes.

Un segundo desafío que aún deben superar tanto los proveedores como los ayuntamientos es el de informar a los clientes finales (ciudadanos) no solo sobre las soluciones disponibles, sino también sobre los resultados, el progreso y el impacto social, financiero y medioambiental de dichas soluciones.

Tengo la clara impresión de que todas las partes involucradas parecen luchar por mejorar  la retroalimentación bidireccional y los mecanismos de información, especialmente en estos tiempos de sobrecarga de aplicaciones e información. En un momento como el actual  de baja confianza pública en las instituciones de gobierno y bajos niveles de compromiso cívico, incumbe tanto al gobierno como a los propios ciudadanos comprometerse proactivamente. Muchas ciudades han trabajado mucho para informar y reunir la opinión de los ciudadanos en un esfuerzo por cumplir con el lema de la Expo: Ciudades para los Ciudadanos.

Tal vez hay un desafío aún más amplio, que es la fragmentación dentro de los departamentos de la ciudad y en sus propios canales de comunicación interna y el intercambio de datos, así como encontrar formas de llegar a grupos de ciudadanos dispares.

En mi opinión, un compromiso más proactivo tanto de las ciudades como de los ciudadanos ayudaría a continuar el ciclo virtuoso que pueden ser las Ciudades Inteligentes.

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